Cuando la homofobia forma parte de la política de estado, lo mínimo que puede suceder es que se censuren en todo un país obras culturales en las que se muestre la homosexualidad de una forma acorde al conocimiento de la sexología y, por supuesto, al respeto inexcusable por los derechos humanos. Así, no nos puede extrañar que Arabia Saudí, donde impera la ley islámica, se niegue en redondo a que se pueda estrenar en sus cines la película Lightyear (2022), lo nuevo de Pixar.

La razón es un simple besito entre dos personajes del mismo sexo que son pareja, algo con poco relieve en la trama de aventuras y ciencia ficción a las órdenes de Angus MacLane y que se incluye como un detalle de normalidad. Pero lo triste es que llueve sobre mojado en este asunto. Y no porque los saudíes y compañía ya hayan impedido el lanzamiento de otros largos, desde Eternals o West Side Story (2021) hasta Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022), por las mismas razones.

Durante la polémica por la ley homófoba “No digas gay” aprobada en Florida, con la que se pretende impedir que los docentes le expliquen a los niños cuestiones acerca de las orientaciones sexuales desde preescolar hasta el tercer grado, hubo protestas contra The Walt Disney Company y la propia Pixar por haber eliminado de Lighyear precisamente el mismo beso por el que ahora la han prohibido en Arabia Saudí, y que se vieron obligados a restaurar en su metraje.

Los países del Golfo Pérsico le cerraron la puerta a Eternals por el personaje de Phastos de Brian Tyree Henry y su marido, el Ben de Haaz Sleiman. En el caso del remake de West Side Story, se debió a Anybodys, a quien encarna Iris Menas; y en el de Doctor Strange en el multiverso de la locura, a la América Chávez de Xóchitl Gómez, que además tiene dos madres, Elena y Amalia, a las que dan vida Ruth Livier y Chess López. Tres filmes que son propiedad de Disney como los de Pixar.

Lightyear se ha unido a la lista negra de la homofobia islámica por la comandante Alisha Hawthorne, a la que le pone voz Uzo Aduba, y su pareja. La Oficina Reguladora de Medios de los Emiratos Árabes Unidos no ha autorizado su proyección pública porque, con la homosexualidad ilegalizada, tan sencilla muestra de afecto entre dos mujeres constituye una “violación de los estándares de contenido de medios del país”. Y otro tanto ocurre, lamentablemente, en Arabia Saudí.

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