El mundo móvil evoluciona a gran velocidad, y a cada paso nuevo que se da en cualquier dirección suelen aparecer nuevos conceptos que asimilar. O tal vez se importan conceptos de otros sectores, que de golpe y porrazo tienen importancia en el universo de los smartphones. Es el caso de los teléfonos ‘gaming’, el nicho nacido para exprimir al máximo los juegos y que ha hecho que los hercios de las pantallas sean un concepto visible. Tanto que ya se explota en otros modelos que se salen de la pura definición de los gaming.

Pero los hercios llevan mucho tiempo siendo muy importantes en el ‘gaming’ del PC, y por supuesto también en el de los televisores tradicionales, pues los hercios nos hablan de la velocidad de refresco. Un concepto que vamos a tratar de explicar para así comprender su importancia y, por qué no, también cuándo son menos importantes y podemos obviarlos. Así pues, ¿qué son los hercios de una pantalla?

Aunque una pantalla nos parezca que está encendida de forma permanente, y que sobre ella ocurren cosas de forma fluida, en realidad no es así. Las pantallas se están constantemente encendiendo y apagando, a una velocidad tal que nuestros ojos no lo perciben y que tiene mucho que ver con el concepto de la «persistencia retiniana». Una imagen que está encendida el tiempo justo antes de cambiar a otra para que nuestro cerebro la retenga y se aprecie fluidez. El descubrimiento que dio paso de las fotografías al cine.

Así, la pantalla se enciende con una configuración de colores determinada para mostrar una imagen. Acto seguido se apaga, reconfigura sus colores para mostrar una nueva imagen y vuelve a encenderse. Y se apaga. Así de forma constante. Y cuantas más veces repita el proceso en un segundo, más hercios. En resumen: una pantalla de 60Hz es una pantalla capaz de encenderse y apagarse 60 veces cada segundo. ¿Y qué objeto tiene aumentar esta frecuencia o hercios? Te lo contamos ahora.

Los hercios se aumentan para mejorar la fluidez de la imagen. Es así de sencillo. A mayor cantidad de encendidos y apagados, más fluidez en lo que se muestra y nuestro cerebro percibe menos cortes, menos saltos entre imágenes. Actualmente, el estándar en el móvil se sitúa en los 60Hz. A no ser que incorpore alguna modificación, cualquier móvil que tengamos entre manos refresca su pantalla 60 veces cada segundo. Y si las ampliamos, nos metemos ya en el terreno del ‘gaming’, aunque con el tiempo también puede acabar convertido en un estándar.

A menudo se confunden los hercios con los fotogramas por segundo, pero aunque son conceptos similares se sitúan en lados opuestos del mismo medio: la imagen. Mientras que los hercios representan las veces que una pantalla se enciende y se apaga por segundo, los fotogramas por segundo representan la cantidad de imágenes que un dispositivo, en este caso el móvil, es capaz de generar cada segundo. Hercios, mostrar. FPS, generar.

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