Decir que algo es sorprendente dentro del culebrón abierto por Elon Musk con Twitter es un poco redundante, pues el proceso en sí ya resultó una sorpresa, y desde sus primeros pasos el multimillonario se ha preocupado, consciente o inconscientemente, de convertirlo en una especie de espectáculo mediático que, personalmente, me ha recordado un tanto al esperpento como género. O a la charlotada, por decirlo en castizo.

Así, los últimos meses se han intercalado noticias de nuevas funciones en prueba con otras sobre los avances (o, casi mejor dicho, retrocesos) en la que apuntaba a ser una de las operaciones más mediáticas del sector tecnológico para este 2022. Tras un torrente informativo, no obstante, el ritmo se redujo sustancialmente, casi dando a entender que todo iba bien, y que tarde o temprano Elon Musk se haría con el control de Twitter.

Nada más lejos de la realidad. Hace solo un par de días nos preguntamos si todo seguía adelante o sí, por el contrario, Musk estaría pensando en da marcha atrás. Y no íbamos desacertados, pues solo unas horas después llegó el bombazo, Elon Musk retiraba su oferta de compra y, en consecuencia, ponía el futuro de Twitter, de la operación y el suyo propio en las manos de los tribunales que, con casi total seguridad, tendrán que participar en el proceso.

Y es que, con la marcha atrás anunciada por Musk, se abre un futuro tremendamente incierto para todas las partes, pero que pinta especialmente mal para el multimillonario, que podría tener que enfrentarse a algunas consecuencias verdaderamente nefastas después de haber actuado tal y como lo ha hecho. Y cuando digo nefastas principalmente quiero decir muy, muy caras. Puede que mil millones de dólares, pero también puede que bastante más.

Como ya te contamos ayer, Bret Taylor,,presidente de Twitter, confirmó que la junta directiva de la red social pretende llevar la operación a término en la condiciones acordadas inicialmente. Dicho de otra manera, no parece que se vayan a limitar a reclamar los mil millones de dólares que se comprometieron a pagar ambas partes si no completaban la operación. ¿Y por qué no? ¿Por qué esto no parece ser suficiente para la actual junta directiva?

La respuesta a esta pregunta la tendremos mañana lunes, cuando abran los mercados y veamos la cotización de los títulos de Twitter. Lo que esperan no pocos analistas es una sustancial caída, que podría hacer que el valor de las acciones pueda descender incluso por debajo de los 25 dólares por acción y, lo que es aún más preocupante, que dicha devaluación se mantenga en el tiempo (al cierre del viernes los títulos cotizaron por 36,81 dólares). Recordemos que en el acuerdo de compra se tasaron a 54,20 dólares.

Las batallas legales a este nivel siempre son inciertas, así que los resultados oscilan entre que Musk se pueda ir de rositas y Twitter haya visto reducirse su valor a la mitad, hasta que el multimillonario finalmente se vea obligado a comprar Twitter en las condiciones acordadas inicialmente, pese a que el valor de la red social se haya reducido a la mitad. Con todas las opciones intermedias.

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