La gran virtud, y al mismo tiempo, la condena de los sistemas descentralizados, es que como nadie los regula, los estafadores y los aprovechados campan a sus anchas.

 

Los NFT han revolucionado el mercado de bienes digitales, pero para que sean aceptados universalmente como un mercado más de compraventa y coleccionismo, van a tener que superar un grave problema: el de los plagios y las estafas.

Hace unas semanas, el mercado NFT más importante, Opensea, anunció que el 80% de los NFT que estaba subiendo la gente, eran falsos, o un plagio de otros.

Y ahora Cent, otro de los marketplace más populares, en donde el fundador de Twitter vendió el primer tuit por casi 3 millones de dólares, ha anunciado que cierra temporalmente, porque se ha llenado de NFT que son falsificaciones, o un plagio de otros.

Recordemos que no es la única estafa de NFTs que ocurren últimamente, sino que además está Blockverse:

«Hay un espectro de actividad que está ocurriendo que básicamente no debería estar ocurriendo«, explica el fundador y CEO de Cent, Cameron Hejazi, en Reuters, vía Engaget.

Y lo compara con el clásico juego de pegar martillazos a los topos que asoman por un agujero: «Cada vez que prohibíamos uno (un NFT falso), surgía otro, o tres más«.

Como todo el mundo puede crear y vender NFTs de forma sencilla en mercados como Cent u OpenSea, que son una especie de eBay pero para NFTs, se ha producido una avalancha de gente que vende como suyos dibujos, memes u otro contenido, que no lo son.

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