El gobierno presentó un anteproyecto para regular la emisión de radiofrecuencia electromagnética que, de concretarse, se transformará en el estándar más riguroso del mundo, superando a Suiza y Bélgica y que podría impactar en el desarrollo del 5G.

Más de una década demoró el Estado en crear esta norma que estaba pendiente desde la publicación de la Ley de Antenas de 2012. Para definirla, el Ministerio de Medio Ambiente y la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) diseñaron durante seis meses el anteproyecto, el cual fue presentado a la industria a través de una consulta que estará abierta hasta el 28 de marzo.

El nuevo estándar es 10 veces más exigente que el actual, pues establece que la densidad de potencia en espacios públicos -como calles, avenidas, luminarias- es de 10 microwatts por centímetro cuadrado, versus los 100 microwatts vigentes. En tanto, en lugares sensibles -como jardines infantiles, asilos u hospitales- pasará de 10 microwatts a 5,8 microwatts.

Esta acción busca evitar los efectos biológicos de las antenas sobre las personas. Aún así, en la industria temen que poner un techo muy bajo afecte a la potencia de los servicios, sobre todo a la tecnología 5G que requiere altos niveles de frecuencia.

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