Un sistema operativo potenciado por la inteligencia artificial, esa es la idea de Microsoft con Windows 12. Aunque, por el camino, es de esperar que Windows 11 se vaya actualizando con esos primeros pasos.

La Inteligencia Artificial (IA) en el escritorio ha ido evolucionando lentamente desde Windows con Clippy -hace eones- y Cortana hacia algo mucho más potente. Por ejemplo, la empresa está trabajando con OpenAI para llevar a Bing lo que muchos consideran el chatbot más potente, ChatGPT. 

Para ello, Microsoft necesitará un motor de IA dedicado para mantener bajos los requisitos de potencia y alto el rendimiento. Y justo ahí es donde entra AMD, la cual está trabajando en un modelo de IA independiente ni lo vincula a la GPU, sino a la CPU. Desde el punto de vista de los costes y la ejecución, esto es lo ideal.

Este enfoque coloca la tecnología donde está la oportunidad (la mayoría de los portátiles no tienen GPU dedicada) y lo hace sin aumentar la complejidad del dispositivo añadiendo otro componente más que suba el coste. Todo sucede en el procesador, que siempre forma parte de la ecuación. 

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