Nicolás Salineros

Jefe de Comunicaciones vivo Smartphone Chile

Las nuevas oportunidades que hoy existen para leer van de la mano de la tecnología, que en su diario avance nos ayuda a que un buen libro cause el mismo impacto más allá de la textura de sus letras. La vieja dicotomía “libro impreso versus libro digital” está dando paso, cada día más, a un espacio más amplio para la lectura digital.

Se trata de un elemento que ayuda a robustecer el acceso real a las letras. Siempre estamos leyendo por el teléfono. Los detractores de la plataforma aducen que las “micro lecturas” de hipertexto, reels o plataformas de redes sociales no configuran el viaje que significa un tradicional libro impreso.

Más allá de disquisiciones o gustos personales, la lectura digital -teléfono, tables, etc.- ha permitido derribar el mito de que no se lee porque no hay tiempo. Micro lecturas como el diario, a través de un teléfono celular, nutre tanto o más que comprarlo en el kiosco de la esquina.

Según datos de una encuesta de Statista Consumer Insights 2023, en Chile el 39% de los consultados consume libros en papel, mientras que quienes lo hacen a través de ediciones digitales llegan al 31%.

Si la población mundial será de más de 8 mil millones de personas durante 2024 (Oficina del Censo de Estados Unidos, dic. 2023) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) oficializó que en 2022 existían más de 8.580 millones de suscripciones de telefonía móvil en todo el mundo), es evidente que los teléfonos están llamados a facilitar el acceso a la lectura, especialmente en los países menos desarrollados.

En un mundo cada día más conectado a través de dispositivos móviles de distinto tipo, ya sea en papel, en la pantalla de una tablet o computador, lo importante es leer. Porque además de diversión, los libros estimulan la creatividad, ayudan a ejercitar la memoria, a mejorar el vocabulario y la ortografía y a profundizar la cultura general.

En una nueva conmemoración del Día Internacional del Libro, desde el mundo público y privado se puede seguir fomentando el mayor acceso a la lectura a través de instrumentos de fomento para derribar las brechas que aún se mantienen, por ejemplo, en conectividad rural.

Perseguir las letras y el conocimiento se debe realizar desde cualquier plataforma que ayude a esta labor, creando conciencia y empoderando a personas y comunidades que  aún no están tan inmersas en la lectura.

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