Se vienen las festividades más esperadas por los chilenos. El dieciocho XL está a la vuelta de la esquina con la apertura de fondas, donde las personas podrán disfrutar un rato agradable en familia y amigos y festejar las Fiestas Patrias.
En estos días es costumbre observar un comercio de alimentos completamente desbordado por la cantidad de personas que buscan surtirse de comidas y llenar la despensa, especialmente de carnes, para la elaboración de un buen asado, anticuchos y más.
Dada la aglomeración y alto consumo de comidas, desde principio de mes hasta que finaliza la festividad, las autoridades del país inician un plan de fiscalización, en el que, además, de solicitar permisos a los comercios, verificarán las condiciones de las carnes y su procedencia, así como realizar un control del transporte de estos.
Ante este escenario es importante preservar la seguridad de los alimentos que se venden a los consumidores, para que puedan surtirse de productos en buen estado y de calidad, con una cadena de frío óptima y que no pongan en riesgo la salud de los compradores.
“En Chile, como en todos los países, existen leyes que definen las reglas y normativas que se deben cumplir en el sector de alimentos. Desde el artículo 186 al 196 del Reglamento Sanitario de los Alimentos de Chile hay lineamientos claros en cuanto a la congelación de estos productos. Y es que detrás de toda una cadena de suministro hay un arduo trabajo, implementación de tecnologías y mayor rigurosidad para evitar no solo las sanciones por la entrega de productos en mal estado, sino lo más importante, no poner en riesgo a la vida humana”, precisa Leonardo Navarrete, gerente comercial de STG Chile.
Tiempos exactos, temperatura precisa y traslado seguro
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que cada año enferman al menos 600 millones de personas en todo el mundo por ingerir alimentos contaminados, mientras que alrededor de 420.000 mueren por esta misma razón.
Las causas que llevan a que un alimento se contamine son muchas, pero una mala cadena de frío podría ser la principal razón, ya que las temperaturas no idóneas se vuelven perfectas para la proliferación de bacterias que hallan un ambiente favorable para reproducirse y podrían causar enfermedades.
“El rango de frío considerado peligroso está entre 4° y 60° centígrados. Un ambiente donde las bacterias se pueden duplicar por minuto. Para atender esta situación de riesgo, hoy existen tecnologías destinadas a monitorear y controlar a tiempo las temperaturas. Una de estas herramientas son los sensores de temperatura, los que aportan datos claros de las condiciones de los productos e indican en tiempo real si el activo sufrió alguna variación térmica. Otras tecnologías que ofrecemos en STG junto al partner Zebra son los Indicadores de temperatura listos para usar, Indicadores imprimibles y sensores electrónicos”, menciona Navarrete.
De acuerdo con el artículo 188 del Reglamento Sanitario de los Alimentos, durante el transporte de las cámaras frigoríficas se deben tomar medidas que eviten el aumento de la temperatura después del proceso de congelación. “En el caso de reenvasar un producto congelado, este procedimiento deberá realizarse en una sala especialmente destinada a este fin, la que deberá disponer de un dispositivo que permita mantener una temperatura no superior a 8C y de un sistema de registro permanente de ésta”, determina el artículo.
“La recomendación para los ciudadanos es tener conciencia a la hora de comprar los alimentos. Lo ideal es que sean en comercios autorizados y que cumplan con todas las normativas. Mientras que para las empresas tanto logísticas como de venta, es importante mejorar la visibilidad de sus cadenas de suministros y contar con herramientas que les permitan un monitoreo constante para verificar que sus alimentos se encuentren en condiciones ambientales óptimas para su consumo”, finaliza Navarrete.
Toda la cadena logística de los alimentos (empaquetado, traslado, exhibición) tienen temperaturas y tiempos precisos para que los productos no se dañen en ninguna de las estaciones y lleguen en buen estado a las manos del consumidor final.