A fuerza de recurrir a ellas, expandirlas por el territorio e innovar con nuevos diseños, a nadie sorprende ya encontrarse con turbinas eólicas. Las hemos visto pequeñas y con tamaños XXL, sin aspas, flotando en mitad del mar, en montañas, tejados o con configuraciones delirantes. Y habida cuenta de todo lo que todavía deberán extenderse si queremos alcanzar los objetivos de energías renovables para 2050 es probable que sigamos viéndolas con más frecuencia en el futuro. Donde no las hemos encontrado es encaramadas a los cráteres o las laderas de los volcanes de Marte. De momento, claro. En el futuro la cosa podría cambiar.

Un grupo de científicos de EEUU se ha planteado si la energía eólica podría ayudarnos en la colonización de Marte. Quizás suene disparatado, pero la pregunta tiene su lógica. Sobre todo, si el día de mañana queremos impulsar la exploración del planeta rojo o incluso garantizar una presencia estable en su superficie, con la consecuente demanda de energía fiable y segura que eso requeriría.

La atmósfera de Marte es mucho más fina que la de la de nuestro planeta. Para ser más precisos su densidad registra solo el 1% de la terrestre, una característica que se refleja en la fuerza de sus rachas de viento y deja a priori unas condiciones no especialmente boyantes para aprovechar el potencial eólico. Así lo pensaron de hecho durante bastante tiempo los investigadores, que optaron por descartar directamente esa opción como una fuente de energía viable.

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